Se cumple un nuevo aniversario de la masacre policial de 1976 que provocó el trágico balance de cinco obreros asesinados y un centenar de heridos de bala en Gasteiz, y 31 años después seguimos recordando a Romualdo Barroso, Francisco Aznar, Pedro Mª Martínez Ocio, José Castillo y Bienvenido Pereda, sin olvidar que en las protestas que se sucedieron las balas de la injusticia asesinaron a Vicente Antón Ferrero en Basauri, Juan Gabriel Rodrigo en Tarragona y Mario Marotta en Roma.
El 3 de Marzo es la punta del iceberg de una estrategia de terror diseñada para aniquilar cualquier intento de ruptura total con el franquismo. Así, dos meses después de la tragedia de Vitoria, mercenarios y fascistas, con la complicidad de las fuerzas policiales, asesinaban en la romería de Montejurra a Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos. En setiembre Vicente Velasco Garrán, de Laudio, moría a consecuencia de las heridas que le produjo la policía en una manifestación por el primer aniversario de los fusilamientos de Txiki, Otaegi, Baena, García y Bravo. En 1975, cuando intentaba huir de la represión Koldo López de Gereñu de Beasain murió ametrallado por la policía. Son cientos los tiroteados por los cuerpos represivos en los últimos años de la dictadura y primeros años del franquismo sin Franco. La estrategia de tirar a matar en los controles, en las razzias policiales deja un indignante reguero de sangre y de impunidad en Euskal Herria. Casos como el de Mikel Salegi, asesinado a sangre fría en un control de la Guardia Civil en 1974 en Donostia. Otros asesinatos impunes como el ocurrido algunos años antes en Urabain (Asparrena) donde Segundo Urteaga fue acribillado por guardias civiles cuando hacía sonar las campanas de su parroquia. Crímenes que la historia oficial esconde, como Antonio Fernández, víctima mortal en 1969 de la actuación represiva durante una manifestación ecologista por la contaminación industrial en Erandio. El mismo destino que German Rodríguez en San Fermín de 1978 y Joseba Barandiaran en Donostia. Más balas, represión, sangre inocente… como el 3 de junio de 1979, cuando Gladys del Estal murió en Tutera de un disparo en la nuca efectuado por un miembro de la Guardia Civil. Son algunos nombres de los muchos que es necesario recordar. Pero sin verdad no hay justicia, por eso es igual de necesario esclarecer los hechos, señalar a los culpables y aclarar las responsabilidades.
Este aniversario está marcado por cuatro aspectos fundamentales: En primer lugar queremos destacar la valiosísima aportación que supone el estreno de la película dirigida por Lluis Danés, «Llach, la revolta permanent», la masacre que las fuerzas del orden público denominaron «la paliza más grande de la historia», contada por sus protagonistas. Este documental se convierte en una herramienta para socializar lo ocurrido. Celebramos la apuesta valiente del director, que nos ayuda a proyectar la verdad y a evitar que lo sucedido caiga en el olvido. La segunda novedad también está relacionada con la lucha por la verdad y justicia. En este caso en el marco institucional. Agotadas las vías jurídicas en el Estado español, la Asociación de Víctimas del 3 de Marzo ha conseguido que el Parlamento Vasco apruebe la creación de una Comisión Especial, que tratará de establecer las dimensiones de la masacre, la actuación de cada estamento, así como depurar responsabilidades de cada uno de los cargos públicos y personas que tuvieron implicación: Fraga, Martín Villa, Landín, Quintana…
En la propuesta aprobada la semana pasada, el Parlamento de Gasteiz insta al Gobierno español a que se reconozca en la futura Ley de Memoria Histórica no sólo a los asesinados, sino también a los heridos, a quienes sufrieron cárcel y a quienes hayan padecido o padezcan algún tipo de secuela, estableciendo indemnizaciones con idéntico tratamiento del que disponen las personas acogidas a la Ley de Solidaridad con las víctimas del terrorismo. El debate político y social en torno al régimen franquista y a los derechos de sus víctimas está en pleno auge debido a la proximidad del debate en el Parlamento español. En este contexto, el tercer aspecto que queremos significar es la creación de Lau Haizetara Koordinakundea, marco de carácter unitario donde confluyen una docena de grupos de Euskal Herria que desarrollan su labor en torno a la memoria histórica y a la defensa de las reivindicaciones de las víctimas del franquismo. Los colectivos que integran esta coordinadora vemos necesarios unos criterios comunes para hacer frente al intento de esa verdadera Ley de Punto Final de anular la posibilidad de verdad, reparación y justicia para las decenas de miles de víctimas del régimen franquista.
Por último tenemos que destacar una realidad que no es consecuencia de la actuación policial de 1976, sino de la violenta intervención de la Ertzaintza en la manifestación del pasado año. El atestado que elaboró la Consejería de Interior del Gobierno Vasco sobre aquellos hechos ha supuesto el procesamiento de dos miembros de la Asociación. Es una situación paradójica en la que por querer sentar en el banquillo a los responsables de la matanza de Gasteiz en 1976 se pasa a ser sentados y acusados en ese banquillo por pedir el esclarecimiento de la muerte en prisión de dos presos en dudosas circunstancias y unirse al dolor de las familiares y amigos. Al igual que en 1976 las víctimas se convierten en agresores y los agresores en víctimas.
Este año, la defensa de los derechos individuales y colectivos y la denuncia de la represión política vuelven a confluir con el recuerdo y la exigencia de memoria, justicia y verdad.
Andoni Txasko y Lander García