1972-2012:40 años, más de 40 razones Por Pablo Vicente Saenz de Urturi Estas semanas se cumple el 40º aniversario de unos acontecimientos que deberían hacernos reflexionar; no tanto sobre lo ocurrido en 1972 si no sobre la actualidad que vivimos en 2012. Las efemérides son importantes, porque conmemorar fechas nos ayuda a realizar balances y repasar el camino recorrido. Hace exactamente 40 años, durante más de un mes, entre el 26 de enero y los primeros días de marzo de 1972, los 3.500 trabajadores de la empresa más grande del territorio secundaron un paro que tuvo en jaque, además de a los inflexibles directivos, a las autoridades franquistas, que se emplearon a fondo para acabar con una protesta que había provocado en la sociedad gasteiztarra una explosión de solidaridad. A aquel movimiento huelguístico se le conoce coloquialmente como la “Huelga de Michelin”. Los trabajadores reivindicaban unas condiciones dignas, un aumento de sueldo y reducción de la jornada de 48 a 44 h semanales. Otras empresas como Esmaltaciones San Ignacio, Fournier, BH o Forjas alavesas se sumaron a la lucha. El 12 de febrero de 1972 tuvo lugar la mayor movilización obrera conocida hasta entonces en la capital alavesa. Más de 10.000 personas participaron en una movilización que acabó con decenas de heridos y detenidos. La nunca creíble versión oficial del Gobierno Civil cifró en 26 los policías heridos y lanzaba una clara amenaza: “cualquier intento de alterar el orden en la forma que fuese, será reprimido con energía, utilizándose todos los cauces y medios que la legislación vigente en materia de orden público le otorga, para mantener la paz social, tan apreciada por cuantos en Vitoria viven”. La represión policial, acompañada de la intransigencia de la jerarquía económica y empresarial franquista hicieron el resto y paulatinamente los huelguistas se reincorporaron a sus puestos. Aunque ninguna de sus reivindicaciones fueron aceptadas por los empresarios e incluso una veintena de trabajadores fueron despedidos, esta primera experiencia de lucha obrera supuso un precedente de organización y solidaridad que no sólo volvería a funcionar 4 años más tarde, si no que consiguió crear en 1976 unas condiciones de verdadero cambio político, económico y social. Fue entonces cuando el gobierno de la mano de los empresarios, al ver realmente amenazado su castillo de naipes, provocó la masacre del 3 de marzo. Hoy, 40 años después, también vivimos un momento político trascendental en nuestro país y siguen igual de vigentes las reivindicaciones por los derechos sociales, por un sistema económico justo, por el reparto de la riqueza o por unas condiciones de trabajo dignas. Hoy, igual que ayer, las herramientas eficaces que tenemos son la movilización, la organización y la solidaridad. Han pasado 40 años pero hay más de 40 razones para defender nuestros derechos. El mejor homenaje a este aniversario es demostrar en la calle que en Vitoria-Gasteiz sigue viva la dignidad de la clase trabajadora, vencer el miedo, concienciarnos de que lo interesante de mirar atrás reside en entender dónde y por qué estamos ahora para decidir en qué dirección tenemos que seguir avanzando. Hay que moverse, ánimo pues.
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