El proyecto M3 SAN FRANCISCO ESPACIO PARA LA MEMORIA – Bases para la construcción de un espacio para la memoria en la Iglesia de San Francisco de Asis en Zaramaga-, recoge las conclusiones de las Jornadas Martxoak 3: Memoria(s), Espacio(s), Colectivo(s) que se desarrollaron en Vitoria-Gasteiz en febrero de 2020.
Crear en la Iglesia de San Francisco de Asis en Zaramaga un espacio didáctico, en constante transformación, que cuente con un fondo propio, que sea objeto de investigación y de voz a las víctimas relegadas de los relatos oficiales. Es, a grandes rasgos, el centro que la iniciativa Memoria Gara ha diseñado para la Iglesia de San Francisco, escenario de la masacre del 3 de marzo de 1976 en Gasteiz en la que cinco obreros fueron asesinados por la policía y más de un centenar de personas resultaron heridas de bala en el transcurso de una asamblea.
Este proyecto, elaborado por el historiador Josu Santamarina, nace fruto de las Jornadas “3 de marzo, Memoria(s), Espacio(s), Colectivo(s)» que se desarrollaron en Gasteiz los días 3,4 y 5 de febrero de 2020. En esas jornadas participó un total de quince personas y se abordaron diferentes cuestiones para la materialización del proyecto como los contenidos, la intervención en el espacio o la gestión. Las jornadas se completaron con varios talleres participativos, así como con entrevistas a personas que vivieron la masacre del 3 de marzo en primera persona.
Una de las conclusiones que se ha extraído fruto de este trabajo, es que el 3 de marzo nunca podrá ser una plataforma para la gentrificación de la memoria ni tampoco para la gentrificación urbana. “Si las élites pretenden diseñar espacios memoriales que eviten la noción de conflicto y se limiten a reproducir los valores de las clases dominantes, estos serán inútiles. La memoria del 3 de marzo será obrera o no será”, ha resumido Josu Santamarina.
A su vez, según ha recordado, la memoria del 3 de marzo no es monolítica ni unívoca, sino compleja y diversa. Por ello, apuestan por crear una memoria que sea objeto de investigación y análisis, que esté sujeta a una actualización constante y que se convierta en un puente entre el pasado y el presente. Por su recorrido histórico, ese espacio para la memoria debe reconocer a las “otras víctimas”, aquellas que se han visto relegadas en los relatos oficiales, “sin jerarquías, para poder elaborar un verdadero trabajo de memoria antirrepresivo y feminista”.
Memoria Gara entiende que se debe investigar más y mejor, profundizar en el reconocimiento y en la comprensión de la memoria del 3 de marzo y prestar esa experiencia colectiva que supuso aquella época. Pero además, debe aunar y dar cabida a las diferentes manifestaciones culturales, artísticas y políticas que han existido a lo largo de los últimos 45 años porque debe ser un espacio comunitario, activo y vivo, pero también un espacio didáctico sobre la memoria. Como no podía ser de otra manera, todo proyecto museográfico deberá contar con un fondo o patrimonio propio, un área de investigación una agenda de actividades y exposiciones. Debe ser precisamente esa agenda de actividades y exposiciones la que de vida a un espacio abierto como el que ha imaginado Memoria Gara.
“Sólo queda subrayar que hablamos de una memoria obrera, completa y diversa, pero terriblemente sensible respecto a cualquier injusticia o abuso por parte del poder. Por ello, el significante del 3 de marzo no debería materializarse en un proyecto que vulnere los derechos humanos, así como los derechos económicos, sociales y culturales. Estos últimos suelen considerarse como
derechos de segunda, pero en este proyecto adquieren una relevancia total. Todos estos derechos fueron objeto de reivindicación activa en 1976 y deben seguir siéndolo a día de hoy. Esto significa también que se rechazará cualquier proyecto que no respete los derechos de testigos, víctimas, supervivientes y demás personas implicadas. De igual forma, no se aceptará banalización o mercantilización alguna sobre esta memoria colectiva”, han añadido.
Por último, han destacado que un proyecto así debe contar con el apoyo de las instituciones públicas, pero que en ningún caso pueden ser estas quienes monopolicen el proceso ni los discursos porque la memoria del 3 de marzo no es en ningún caso una memoria oficial ni cómoda. “Se rechaza abiertamente que esta memoria y esta iniciativa sean absorbidas en un proceso de institucionalización si ello conlleva un intento de domesticación y banalización”, han concluido.
Ahora, con el proyecto finalizado, Memoria Gara retomará los contactos con las instituciones implicadas (Gobierno vasco, Diputación Foral de Araba, Ayuntamiento de Gasteiz y Obispado) para seguir avanzando en la creación de un espacio para la memoria en la Iglesia de San Francisco.