Vitoria–Gasteiz ha sido designada sede para celebrar los actos de conmemoración de los 25 años de la elección de los ayuntamientos democráticos. A estos actos conmemorativos asistirán diversas personalidades como invitados de honor, destacando entre ellos tanto el monarca español Sr. Juan Carlos, así como el presidente del gobierno de la nación Sr. Rodríguez Zapatero.
No podemos olvidar, que bajo esa monarquía, el 3 de marzo de 1976 se cometió en Vitoria una agresión contra la clase trabajadora, con el resultado de 5 obreros asesinados y decenas de heridos por amas de fuego, y cuyos responsables tanto materiales como políticos con Manuel Fraga a la cabeza siguen en la más completa impunidad.
Teníamos la esperanza de que con la llegada de esa democracia, cuyo aniversario con tanta pompa y boato ahora va a celebrar, se haría justicia. ¡Que ingenuidad!
Los diferentes ayuntamientos elegidos en la ciudad, de manera especial el último, gobernado por el PP, han sido incapaces de luchar e implicarse en el esclarecimiento e investigación de aquellos trágicos sucesos, limitándose únicamente a una condena testimonial de los mismos.
La justicia se ha mofado de las víctimas, pues pese a reconocer la existencia de delito, los sumarios han sido sobreseídos por ser, dicen, los responsables “autores desconocidos”, negándose a admitir a trámite las posteriores querellas para reabrir el caso, en base a la prescripción de los mismos.
Tampoco el Partido Socialista fue capaz de resolver el problema en su época de gobierno, pese a las ilusiones y esperanzas depositadas en ellos por gran parte de la sociedad.
Es ahora al parecer, cuando van a promover una ley de reconocimiento a todas las víctimas de la guerra civil y de la dictadura franquista, que lucharon por la consecución de las libertades, y que sufrieron torturas, prisión, exilio, y hasta perdieron sus vidas en el empeño.
Con todo ello, la nueva ley será insuficiente si no va acompañada de una revisión de las causas juzgadas. O más aún, en casos como los sucesos de Vitoria, de una investigación y esclarecimiento de los mismos, que deriven en una total depuración de responsabilidades.
Asimismo esa investigación debe dejar bien a las claras lo que realmente ocurrió, y rechazar la versión que nos quieren hacer creer los informes policiales de aquella época, totalmente manipulados y tergiversados, asumidos en su integridad por los responsables del Ministerio de Interior del gobierno anterior del PP. Todo ello, con el fin de amparar y proteger al máximo responsable de aquella masacre, Fraga Iribarne, como ministro de gobernación que era.
La DEMOCRACIA debe suponer recuperar la memoria histórica y esclarecer todos los puntos oscuros de una época negra y nefasta de un país sometido a una dictadura brutal, que persiguió cualquier atisbo de lucha por mantener y recuperar la cultura e identidad de los pueblos, y conseguir unas condiciones dignas en materia social y de libertad sindical. Y para ello tiene que valerse de una Justicia que haga justicia.
Los gobiernos, los parlamentos, los tribunales de justicia, y en primera instancia los ayuntamientos, deberían ser garantes de velar por esa democracia y esa justicia.
Nos parece significativo que vengan a Vitoria a celebrar los 25 años de unos ayuntamientos que se dicen democráticos, cuando es aquí donde llevamos más de 28 luchando para que se haga justicia, sobre unos hechos, los del 3 de marzo de 1976, que marcaron la historia de una ciudad y masacraron a su clase trabajadora.
Y nos parece humillante e insultante que esos actos estén presididos por personas, como es el caso del Rey de España, bajo cuyo reinado se cometieron aquellos sucesos, o como el Presidente del Gobierno Español a su vez máximo responsable del Partido Socialista, partido, en cuya mano estuvo en su momento dar respuesta a la demanda de verdad y justicia, y no actuó en ese sentido.
La democracia, creemos, está en deuda con Vitoria-Gasteiz y su ciudadanía, y es la clase política en general, como tutora y abanderada de esa democracia la que debería liderar y promover un reconocimiento y desagravio público a la ciudad y a sus gentes, que lucharon aquel 3 de marzo por conseguir precisamente las tan ansiadas libertades democráticas segadas con el golpe fascista de Franco.
Muy al contrario de celebraciones y conmemoraciones que nos parecen falsas e hipócritas nosotros seguiremos reclamando y luchando por la consecución de nuestros objetivos, que son, el reconocimiento, esclarecimiento y la investigación de unos hechos con los que la verdadera DEMOCRACIA y la verdadera JUSTICIA están en deuda.