Transcurrido un año de la aprobación por parte del Parlamento Vasco de la creación de una Comisión Especial destinada a contribuir al esclarecimiento de los sucesos ocurridos el 3 de marzo de 1976 en Gasteiz y establecer las posibles responsabilidades derivadas de ellos, el mes de noviembre pasado echó a andar dicha Comisión.
Hay que recordar que en aquella trágica fecha la Policía Armada española asesinó a cinco trabajadores e hirió a más de un centenar a resultas de los disparos y brutales apaleamientos efectuados en el desalojo de la iglesia de San Francisco del barrio de Zaramaga, la cual había sido previamente gaseada y en cuyo interior se celebraba una pacífica asamblea de obreros en huelga.
Tras la composición formal de la Comisión y después de establecer los fines, calendario y metodología de la tarea a desarrollar, tanto la Asociación d Víctimas del 3 de Marzo, como el Instituto Valentín de Foronda que en su día elaboró el Dictamen Histórico sobre los hechos, han comparecido ante la misma a fin de aportar y exponer sus pareceres al objeto de ayudar y contribuir a lograr un resultado final lo más riguroso y ajustado posible a lo que realmente sucedió aquellos días de marzo en Gasteiz.
Una vez escuchados ambos comparecientes, la Comisión ha elaborado un listado de personas para que, bien de forma oral de manera presente, bien mediante escrito al respecto, puedan dar respuesta a una serie de cuestiones que se les plantearán.
Dentro de ese listado de personas que abarca a gobernantes de la época, mandos policiales, miembros de la Iglesia, etc., se encuentran los ex ministros Manuel Fraga, Rodolfo Martín Villa y Alfonso Osorio. El testimonio de estos se antoja de suma importancia dado los cargos de poder tan relevantes que ostentaban y las manifestaciones y valoraciones que sobre los hechos han venido realizando a lo largo de estos ya 32 años.
Hubiera sido deseable, que en un Estado que se dice democrático, la Justicia se hubiera encargado de esclarecer el caso, pero dado que ha sido imposible hasta la fecha, que los tribunales de justicia del Estado Español hayan enjuiciado y por consiguiente establecido las responsabilidades de todo tipo derivadas de aquella actuación criminal, nos parece un logro muy importante, que por primera vez desde que se cometió la masacre de Vitoria, uno, sino el principal de sus responsables, tenga que dar explicaciones sobre unos hechos de cuya versión oficial nadie puede dar crédito.
Han sido numerosas las oportunidades en las que Fraga ha sido interpelado por lo sucedido en Gasteiz en marzo de 1976 y en todas ellas ha justificado su manera de actuar en base a que había que recuperar un orden que se estaba subvirtiendo, llegando a declarar incluso que la actuación llevada a cabo no había sido excesiva. Es notoria y elocuente la rueda de prensa que realizó tras los acontecimientos en la que advertía de las consecuencias de alterar ese orden legal establecido por el entonces gobierno dictatorial, poniendo como ejemplo lo sucedido en Vitoria en caso de alteración de esa normalidad.
Pues bien, si hasta el momento Manuel Fraga ha venido jactándose de su buen modo de proceder en Gasteiz vanagloriándose de haber arreglado el problema con la actuación policial llevada a cabo y con la posterior detención de cuatro revoltosos que enredaban, ahora y ante el simple hecho de responder ante una Comisión del Parlamento Vasco, dice que ese Parlamento no tiene potestad para exigir de un modo u otro su testimonio y en todo caso se escuda alegando que en aquel momento, él estaba de viaje oficial en Alemania y el responsable designado por real decreto era Adolfo Suárez.
Nos dice Manuel Fraga que no piensa venir al Parlamento a divertir al personal. Es obvio que en ese recinto político no queremos ni deseamos bufones ni saltimbanquis, menos aún cuando se trata de esclarecer el asesinato de cinco trabajadores muertos en la lucha por una causa tan digna como fue recuperar las libertades y el pleno logro de la democracia.
Sr. Fraga. ¿Por qué tiene miedo? ¿Qué tiene que ocultar? Amplios sectores de la ciudadanía ya teníamos muy claro la planificada estrategia en la actuación llevada a efecto para romper e impedir la propagación del ilusionante movimiento que se estaba desarrollando en Gasteiz para la implantación real de los derechos y las libertades tanto sindicales como políticas. Pero si alguien tenía alguna duda, esta acaba de ser despejada. Es inaceptable y vergonzoso no dar la cara por lo hecho y derivar responsabilidades en personas que hoy no pueden defenderse. Con su actitud cobarde y mezquina acaba de retratarse ante la sociedad no solo ya de Gasteiz y Euskal Herria sino del Estado español y el Universo en pleno.
Andoni Txasko – Asociación 3 de Marzo